Dispara, yo ya estoy muerto, de Julia Navarro


 

Dispara, yo ya estoy muerto es una novela histórica que aúna hechos históricos sobre el nacimiento del conflicto árabe-judío en Palestina/Israel y historias personales ficticias. Muy recomendable, compleja en hechos pero fácil y amena de leer, desgarradora a capítulos y sobretodo, hace que el lector entienda y reflexione sobre la situación. Impactante hasta la última página.

Samuel y su padre huyen de su Polonia natal después de los pogromos, la persecución y matanza de judíos por el mandato del Zar de Rusia. En San Petersburgo vive su infancia y adolescencia hasta que la situación se complica también en Rusia. La Ojrana, la policia del Zar, persigue a revolucionarios socialistas y encuentran a Samuel implicado. Encierran a su padre pero Samuel logra escapar hasta París, donde tiene familia. 
Allí decide que debe ir a Jerusalén, la tierra prometida a los judíos, cree que se lo debe a su padre, judío devoto, aunque él nunca se ha sentido cerca de la religión. 
A principios del siglo XX, Palestina formaba parte del Imperio Otomano y vivían en paz turcos, árabes y judíos. Muchos de los judíos socialistas rusos que llegaron como Samuel, empiezan a  comprar propiedades y las comparten con más familias, mientras trabajan la tierra. Samuel crea una comunidad judía junto la de una familia árabe, viven muchos años en paz, siendo amigos y sientiéndose familia.
Después de la I Guerra Mundial, el imperio turco pierde Palestina y el imperio Británico se hace con el control. Inglaterra promete a los árabes palestinos que creará una gran nación árabe para ellos pero, a la vez, promete a los judíos un estado dentro del Estado Árabe.
Durante y después de la II Guerra Mundial, el flujo de judíos que llegan a Palestina es constante, algo que alarma en sobremanera a los árabes, que empiezan a organizarse para luchar contra el asentamiento de los judíos en sus tierras y la entrega de una parte de su  país. Por su lado, los judíos también se organizan para defender lo que consideran suyo y por lo que llevan 2.000 años esperando: un hogar del que no deban huir jamás. 

A partir de ese momento, la defensa de los ideales e intereses de cada uno prima ante la amistad, las relaciones y la harmonía, aunque lleve a las peores consecuencias, con un impactante y revelador final.

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